viernes, 15 de agosto de 2008

Pregon de Fiestas Villalar





Ayer estuve en uno de mis pueblos. Os lo voy a contar ahora, si no lo hago, tendré que hacerlo en otra ocasión.
Nací en Marzales uno de los pueblos mas pequeños de la Provincia. a los pocos meses mis padres se trasladaron a Villalar su pueblo y el de mis abuelos y tatarabuelos, allí he vivido hasta los 33 años, ahora resido en Serrada 22 años, aquí vivo con mi mujer y mis dos hijos, pero me pasa lo que ha Alejandro San: Tengo el corazón partio, a cada uno de ello les quiero como algo mío, por que los tres son míos,cada uno representa una epoca de mi vidad y yo no renuncio a nada.
Ayer empezaron las fiestas de Villalar, comenzaron con el pregón, algo que no se hacia nunca pero que empezó el año pasado, con el nuevo gobierno municipal, encabezado por su joven alcalde Pablo Villar al que le dedicare un capitulo de este blog no tardando mucho. El año pasado lo dieron El Nuevo Master de Juglaría, auténticos embajadores de Villalar desde la formacion del grupo.
Este año ha sido Luis Miguel de Dios Muñoz, periodista, castellano recio y uno de los grandes del periodismo de estas tierras. El nunca faltó a las convocatorias del 23 de abril y cualquier evento que aquí se produjera ó estuviera relacionado con Villalar.
Me sorprendió gratamente la armonía que se respiraba entre la gente, me dio mucha pena la repetida actitud del anterior alcalde, no acudiendo al acto.
Pero la gente estaba allí con ganas de fiesta y acompañando al pregonero, como debe ser, para darle las gracias por estas palabras.

Pregón Villalar

Buenas noches y buena fiesta
En primer lugar mi más profundo agradecimiento al Ayuntamiento de Villalar y a su alcalde, Pablo Villar, por pensar en mí para pregonar estas fiestas. También un recuerdo entrañable para el anterior regidor, Félix Calvo Casasola, a quien a lo largo de mi carrera profesional tuve el placer de entrevistar muchas veces para El Norte de Castilla, El País, Radio Cadena Española, Radio Nacional de España o Televisión Española.
Y tras los agradecimientos, una declaración de principios: pocas cosas podían hacerme más ilusión que ser pregonero en Villalar de los Comuneros, pueblo al que acudo ininterrumpidamente desde el año 76 todos los 23 de abril. Desde la primera y prohibida convocatoria hasta la de este 2008 han pasado 33 celebraciones y en ninguna he faltado a esa cita marcada en mi alma y en mi corazón como un encuentro emocionante e inexcusable con el ser y el existir de mi tierra. Y digo bien, mi tierra, porque Villalar es, desde que descubrí lo que significaba, mi segundo pueblo. Ya sabéis que uno es de donde nace; cuando se casa acaba siendo del pueblo de su mujer, pero tiene siempre un lugar querido e idealizado de donde le hubiera gustado ser y en el que se siente como en casa. En mi caso, ese pueblo, ese símbolo, ese cariño es y seguirá siendo Villalar de los Comuneros. Y mucho más, claro, desde hoy.
No exagero. Muchas veces me han preguntado por qué vengo a Villalar año tras año el 23 de abril, por qué lo visito a solas cualquier otro día, por qué me subyuga y fascina el monolito de la Plaza Mayor, por qué me atrae tanto. La respuesta es fácil: aquí me reencuentro con mi tierra, con la Castilla y León que quiero, con la región que adoro, con la descarga vital que te impulsa a pelear por esta comunidad, a creer en ella, a soñar con un futuro mejor.. Aquí me topo con gentes que piensan y sienten lo mismo, que no dan nada por perdido, que no tiran la toalla. Villalar significa tanto para tantos castellano-leoneses que me gustaría que pudierais escuchar con que devoción y respeto pronuncian el nombre de vuestro pueblo cientos y cientos de emigrantes en Cataluña, en el País Vasco, en Valencia, en Baleares, fuera de España. Y con que fuerza arraigó aquel lema surgido en las primeras concentraciones comuneras y que se resume en una frase grandiosa e inolvidable: VILLALAR, DONDE NADIE ES MÁS QUE NADIE. Poco nos importaba entonces que hubiera pocos servicios o que los periodistas tuviéramos que hacer cola para transmitir nuestras crónicas desde el único teléfono que había en Villalar, en la calle que hoy, con buen criterio, llamáis del Nuevo Mester de Juglaría o que algunos pretendieran cargarse la fiesta y cuanto representaba. Había rebrotado un sentimiento, había renacido una semilla sembrada muchos siglos antes y conservada viva en el recuerdo y en el alma de generaciones alimentada y regada por el nombre de Villalar, criada en el regazo de Villalar de los Comuneros. Y es que el sólo nombre de Villalar de los Comuneros admira, atrapa, engancha, emociona, trae vivencias imperecederas y formidables, motiva... Sentiros orgullosos de él, ya sé que lo estáis, pero no estorba que un forastero que ama a vuestro pueblo casi tanto como vosotros os lo solicite. Tenéis muchas razones para exhibir ese orgullo; sois, al menos un día cada año, el centro, la capital de una tierra potente, impresionante, capaz de los mayores logros y de las mejores gestas. Sería un sacrilegio desperdiciar todos estos valores. Estoy seguro de que no lo haréis y de que transmitiréis a vuestros hijos, a las generaciones venideras lo que supone y significa ser de Villalar de los Comuneros, descender de Villalar de los Comuneros, tener las raíces, la historia y la vida en Villalar de los Comuneros.
Pero no todo es historia ni simbolismo. Por encima de ellos están las personas, los hombres y las mujeres, vosotros y vosotras, todos. Villalar sería únicamente nostalgia y ayer si aquí no vivierais quienes vivís, si aquí no lucharan sus vecinos por un mañana próspero. Nada, ni las hazañas ni la memoria, tendrían especial relevancia sin el ser humano. Son las gentes quienes dan vida y pujanza a la historia y a los símbolos. Sois, por tanto, los habitantes de Villalar de los Comuneros los que llenáis de sentido el hoy, los que tenéis que apostar por el porvenir. No desesperéis, no perdáis la ilusión ni la garra. Corren tiempos duros (siempre hubo tiempos duros y difíciles) pero el futuro es de los valientes y aquí, en esta tierra, en Castilla y León, nunca faltaron hombres y mujeres con agallas, gentes que no se arredraron, que plantaron cara a las adversidades y que acabaron venciéndolas. Si pese a los hielos y a los soles inclementes, a los nueve meses de invierno y tres de infierno, habéis sido capaces de crear los regadíos, los campos, el vergel que se ve en vuestro término municipal, ¿qué os va a echar para atrás?
Por consiguiente, sean mis palabras finales un canto de esperanza, como en el poema de Los Comuneros, como en la canción del Nuevo Mester de Juglaría. Esperanza que ha de tener su más cercano episodio en el goce y disfrute de vuestras fiestas. El trabajo y la brega diaria, la lucha por un porvenir mejor exigen también solaz, relajación, marcha, cachondeo, juerga. Sólo así se cargan las baterías para seguir en la brecha, para no desfallecer. Iniciad esa algarabía ya. En suma, pasadlo bien.

Salud, suerte y adelante. Muchas gracias.
Vivan las fiestas de la Virgen y San Roque
Viva Villalar de los Comuneros
Viva Castilla y León.

Muchas gracias por dejarme publicar el texto. Es un orgullo ser tu amigo.

2 comentarios:

Jorge Egea dijo...

Apreciado Luis,

me complace ver que estás muy activo a través del blog.

Aunque hace ya tiempo que no nos vemos recuerdo con grato recuerdo la grata acogida que nos dispensásteis tu mujer y tu en Serrada.

Recibe un fuerte abrazo y ánimo con tu apuesta del blog

jorge egea

Fernando Manero dijo...

Pocas personas son tan sinceramente entusiastas de lo que sucede, con sus luces y sus sombras, en los pueblos de nuestra tierra. Muchos lo saben ya, y muchos más lo van a saber porque ya me encargaré yo, entre otros, de dejarlo bien claro. Me hubiera gustado mucho asistir al acto de Villalar, ese pueblo y ese nombre con el que tantos nos identificamos porque lo tenemos asociado a nuestra juventud y a nuestras experiencias con la democracia. Luis Miguel es un hombre al que admiro y forma parte de ese grupo de castellanos y leoneses que nos llevan a pensar, cuando más preocupados estamos, que siempre queda la esperanza. Un abrazo desde Bolivia.